¿Cuántas veces nos aferramos a algo que sabemos que debe cambiar? ¿Cómo saber cuándo realmente estamos list@s? ¿Cómo fluir cuando el cambio es impuesto por factores externos y soltar es la única opción?
Mi historia con el desapego comenzó en 2017, cuando decidí terminar ciertos vínculos que no me hacían bien. Me había dado cuenta que venía de necesitar estar acompañada y no elegirlo auténticamente.
Si, eso me pasaba, estar sola no era opción. No lo disfrutaba, me aburrida, me daba una sensación de vacío que no me gustaba sostener. Me era claro que al haber crecido en una familia numerosa, la ausencia de compañía no me era natural, ni estaba acostumbrada. Pero soportar cualquier cosa por no estar sola, no era plan.
Cuando integré mi proceso, me propuse trabajar el desapego, me fui a vivir sola y organicé ese mismo año unas vacaciones por Europa de 20 días SOLA.
Eso fue sólo el comienzo.
Y qué liberador fue primero acostumbrarme a disfrutar de mi propia compañía viviendo sola, con mis tiempos y mi rutina. Y segundo, hacer un viaje sola - algo que recomiendo hacer al menos una vez en la vida (aunque sea una escapada cerca) -
Me acuerdo como si fuese ayer, la sensación de ¿QUÉ HICE, POR QUÉ PENSE QUE ESTAR SOLA DE VIAJE ERA BUENA IDEA? de la primera noche de hostel en Londres. Me daba mucha ansiedad pensar en bajar a desayunar sola, entre gente desconocida y qué iba a hacer tres semanas así.
Por suerte esa sensación se pasó pronto en cuanto empecé a disfrutar de recorrer a mis tiempos, según mis gustos, y por supuesto conocer más gente de la que conocería si iba acompañada a un viaje.
Después de esas vacaciones, me quedé enamorada de mi individualidad, elegir según lo que quería nada más que yo misma. A los pocos meses de volver, decidí hacer un salto más grande. Un desapego mayor: irme de viaje sola pero ya sin pasaje de vuelta. Vendí todos los muebles y bienes materiales que tenía (también regalé casi toda mi ropa) y lo transformé en ahorros para mi viaje.
Fue así que comencé mi viaje por Europa ya sin retorno. Comencé recorriendo un poco, y luego me aventuré a trabajar por primera vez en hostelería en Menorca. (Espero que no lea esto Carlo, quién me contrató pensando que tenía años de experiencia) Me animé una y otra vez a desafiar mis límites, mis miedos...
Desarmé totalmente la estructura de mi vida, para poder crear una que me gustara más.
Después de esta experiencia de cinco meses, me dejé llevar por recomendaciones y seguí mi viaje sola por el Sudeste Asiático. BUA, un viaje que recomiendo muchísimo para hacer sola también. Hasta que llegué a Australia, donde me quedé dos años. Lugar en que nació la idea de TEMPLA. Y me mudé con ella a Barcelona para ser materializada.
Durante todos estos movimientos, fui despojándome cada vez más de todo lo material (vivi casi tres años con una mochila de 12 kg) y también de lo más interno: emociones, patrones, pensamientos limitantes, miedos, desconfianza.
Hasta que empecé una vida nuevamente con estructura, esta vez una que elegí crear. Algo que me hizo feliz y disfrutaba muchísimo.
En el camino, un año antes de mudarme a Barcelona me puse en pareja, algo que cambió bastante mi vida, ya que tuve que encontrar el punto medio entre el individualismo y decidir entre dos. Algo hermoso que logramos trabajar y disfrutar de esta vida en conjunto.
Después de dos años en Barcelona, una experiencia increíble emprendiendo con Templa. Decidimos mudarnos con mi novio a México. Esta vez la mudanza no era tan ligera. Tenía también una marca que iba muy bien, me llenaba mucho y no quería echar todo el trabajo a perder.
Lo "gracioso" es que cuando terminamos de acomodarnos después de siete meses en esta nueva ciudad...un eclipse nos dio un sacudón.
Y una vez más un eclipse me invita a desapegarme: de una rutina, de un grupo de amigos maravilloso, de clientas hermosas, de un hogar espectacular.
Una mudanza se aproxima en pocos meses: Chile... espero nos trates tan bien como todos los países por los que hemos pasado.
Y universo... ¿cuántas veces vas a probar mi "ya fue, que fluya"?
1 comentario
Hola Julia! El sábado fue mi primera experiencia contigo haciendo velas.
Me percaté que tu vibra es de esas que no encuentras casi por ningún lado. De ser tan libre y feliz en lo que haces, en lo que CREAS y enseñas.
Me sentí identificada en ti y ahora lo confirmo leyendo tu historia.
A veces nos da tanto miedo soltar esas absurdas creencias de ser feliz en compañía de alguien. Pero el que equivocados estamos! Somos felices como seres individuales y solo aprendiendo esto, podremos ser felices en compañía de una pareja.
Te deseo mucho éxito en todos tus proyectos. Gracias por ir repartiendo esa vibra tan bonita por todo el mundo.